Muchas son las veces
Que te has cruzado en mi camino
Y estoy pagado con creces
El no incluirte en mi destino…
Porque ha sido grande mi zozobra
Al no preguntarte – al menos tu nombre-
Y seguir de frente, sin tener la honra
De saber si existo en tu presente…
Pero imagino, cómo eres tú en realidad
Radiante como la luz de tus ojos,
Llenos de ternura, que inspiran piedad
Siendo para la sombra el cerrojo,
Y abriendo tu sonrisa, de par en par…
No puedo equivocarme, -así lo confieso-
Pues tu cara me produce cierta paz,
Y pienso en ti, como el posible comienzo
De mi gran sueño, de poderte amar…
Por eso no me importa que pases cien veces
Las mismas veces, que te querré hablar,
Y a pesar de todo, y aunque sea en mi mente
Disfrutaré mucho, el poderte abrazar…
Pero llegara el momento –amor esperanzado-
Estando frente a frente tu mirada con la mía,
Que el niño de las alas, con su arco preparado
Te encone en una herida, mi amor inesperado…
Y le nacerá una duda, al niño de la flecha
Al ver sin tal efecto, su tiro en mi acertado
Y comprenderá entonces que sin saber la fecha
Tu amor y tu mirada, ya se me habían clavado…
Arturo Domínguez. –Derechos Reservados-