He de esperar la muerte
tal vez un atardecer postrero
a tu lado amandote primero
aun sin vida, palido e inerte.
cada instante de tortura. de calor,
si tu encanto de niña lo provoca
se vuelven calida miel en mi boca
se llenan mis pupilas de luz, de color.
ahora solo anhelo vivir peleando
escudado en tu amor perdurable
sin rifle, fuerte yelmo o sable
solo por ti. en la guerra. luchando.