¿Cómo puedo no inventar mi propio amanecer?
si mi sentir se columpia como hoja en el rocío
y se embelesa ante esa gota que clama balanceo,
y lo invito, y lo imito,
¿Dónde queda ese cuento,
ese misterio de un ser vivo?
¿Cómo puedo llamar idea a lo innato de crecer?
a esa savia que se impregna en nuestras vidas,
que crece cada día, si la riego por instinto
y no niego las verdades mas sencillas.
¿Cómo puedo reclamar un pedazo de espacio?
si cuento mil espacios y mi límite se libera
y se niega a contarlos.
¿Cómo puedo olvidarme de aquella palabra
que un día sobre límpido tinte escuché,
de tanto valor y belleza
que describe mi mundo al revés?
Ahí llega nuestro gran descubrimiento,
no es el nombre lo que importa,
importante es ofrecer
suficiente espacio en la hoja,
hacer sencillo el misterio,
de un cuento al revés.