Muchos son ya los años pasados, desde que esta historia acaeció.
Ocurrió en Arafali, golfo de Zula junto a las aguas del mar rojo.
Vivía un pescador con su hijo, el cual le acompañaba todas las mañanas para ir de pesca, mientras las tardes las pasaban relajados mirando el mar, desde la orilla al pie de su cabaña.
En su diaria labor un día, el joven pescador dijo a su padre:
-Padre por qué tenemos todos los días que salir al mar,cuando podemos cultivar la tierra, que nos daría mucho mas, sin tener que exponer nuestras vidas, podríamos sembrar las semillas y esperar a que nacieran , luego podríamos vender la fruta, y con ese dinero, comprar más semillas para volver a sembrar mas, hasta que podamos vivir sin trabajar y llevar una vida mas tranquila.
El padre preguntó:
-¿Y cuando ya lo hayamos conseguido, que haremos hijo?
El hijo respondió:
-Pues muy fácil, cuando ya lo consigamos y no tengamos nada más que hacer, podríamos mirar el mar desde la orilla, junto a nuestra cabaña, y salir todas las mañanas de pesca.
A lo que el padre dijo:
-"Hijo algunas veces buscamos lo que ya tenemos".