Al mágico instante
de la concepción del hombre
y de la creación del altísimo,
canto al solemne espacio
que separa al firmamento de la tierra...
Al vuelo cósmico de la existencia,
al encanto de la sonrisa de un niño
que en inocente viaje,
transita sin saber por qué,
por el reducido espacio
que le otorga la naturaleza misma,
canto a la proeza de la vida
y a la magnificencia del ser,
que logra vencer las barreras del cosmos
para permanecer en otro tiempo,
tan sólo un tiempo,
en éste breve lugar
que denominamos vida;
del que no debemos apegarnos,
pues cada segundo se acerca
más y más,la hora de partir
y debemos despedirnos,
con la misma proeza
con la que acudimos,a éste mágico y extraño mundo,
donde derrochamos: rizas y llanto,
alegrías y tristezas…;
donde hemos sido: víctimas y victimarios,
buenos y malos, grandes y chicos…