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Te observo con ojo de pirata,
con una venda en mi rostro,
y cada vez me equivoco.
La cadena de prejuicios,
se estira lentamente
en una sala de juicio.
¿Quién soy yo para juzgar?
¿ Quién soy para matar?
para matar tu identidad,
con mi navaja de palabras.
El amor no es un prejuicio,
ni un conjunto de sensaciones o de impresiones,
el amor es el rescate con los sentimientos más limpios.
Puedo hacer una reflexión,
pero en esta vida,
nos manejamos con una superficial impresión.
Impresiones que aparecen ante nosotros,
espejismos de prejuicios que envenenan con puras fantasías,
el desierto de nuestras vidas.
¡ Estar alerta ante una superficial impresión!
Tomemos la correcta decisión,
y naveguemos en el barco de la comprensión