La puntualidad
Si siempre te desespera
la espera,
cuando una ofensa precisa
la prisa,
mejor no estar apurado
ni atado.
Pues quien quiera
oír misa
bien sentado,
ha de estar acostumbrado
a ir a la iglesia temprano
o verá a otro cristiano
en su sitio acomodado.
© Eduardo González Cuartango
07/06/2012