Eres poesía que en arcana noche mi alma asalta,
Y con la ferocidad sutil de un áspid, me atrapa
E hinca su dulce veneno en mi alma,
Sometiendo todo mi pensar al tuyo;
Conquistando mi universo, reclamándolo como suyo.
Avasallándome en estas gráciles cadenas,
Embebiéndome en su etéreo cuerpo,
Dejándome sin aliento...
Ah...! Y entonces despierto
Y, sabiéndote lejos,
Mi alma te reclama en el silencio:
"¡Ven, vuelve a dejarme sin aliento!"