Cielo, mar... la misma cosa!
Me azotas cielo,
me azotas mar.
Mientras mesclo este vivir
y puedo creer en lo que creo,
en el subvenir
de un mundo que rota lento y pasajero.
Toma mi mano
esperanza de la más noble nota,
brota de este llanto que se agota…
Que se seca y se empapa
de cosas vacías transparentes,
ya asidas de pequeñas fuentes;
bajo puentes ocupados
de espectros olvidados.
Me quedo en días,
me quedo en noches;
diversificado de energías.
Te cubro de madrugadas
sereno, magia, silencio…
Ojo abierto a sueños,
flotando el alma,
mesclando tiempos…
No termina esto que se apaga
música sin verso encantada.
Abre esa puerta de volcán
que atraviesa paraísos,
que es preciso el final
para el nuevo principio.