Después de una resfriante tempestad,
En la que estuvo esclavizada mi alma,
Refrescante vuelve la ansiada calma,
Para expresar mis sueños en libertad.
La tranquilidad es buena para escribir,
La fuerza de la mente para el sonreír,
El corazón esta llano y pronto a sufrir,
Más las agonías de las letras para vivir.
El triste drama de esta vida me inspira,
Castigada por tan apasionada ilusión;
Cegada por la infame locura de mentira,
Abriéndose el portal de la humillación.
Como las vacunas que inyectan el alma,
Despedazando al mal llamado consuelo,
Transitando van el engaño y los sueños,
Hacia el sepulcro de su llamada calma.
Por los ríos de los anhelos trascienden,
La voz del trueno, holgadas esperanzas,
Pintura de fantasías que no comprenden,
El dulce despertar de las vagas añoranzas.
Entendiendo que el amor es una trama,
Que drena instancia del alma equivocada,
En calidad de vida, como presa ilusionada,
Como una bella mujer ajada y restaurada…
(victolman)