No hay paisajes
ni perfumes que husmear
en esta zona de volcanes
entumecidos esperando
por la savia perpetua.
No hay poemas con rimas.
No hay máscaras ni
impresiones que ocultar.
No hay mejillas,
ni ojos que embellecer.
No hay puertas
ni calles que recorrer.
Ni viento... que remolque
mis cenizas a ti.