Se hace larga la espera
cuando al costado de la vereda
se ve a la gente pasar,
anudándose las sonrisas,
completando las viejas repisas
y grabándose en la memoria
las luces de un nuevo lugar.
Como un niño aún pequeño
que quiere jugar un juego
que sólo es para mayores,
me acomodo impaciente en mi banquito
y espero crecer derechito
mientras alimento sueños
deshojando flores.
Cuándo, cuándo será
mi tiempo de volar?
susurrándole a las nubes
que no están tan alto,
cuándo será
que yo alcanzaré
ese horizonte de cielo azul
que he suspirado tanto...
En mi almohada está guardada
una carta que escribí
por si me moría antes,
en mi pecho el corazón
con su estruendo de tambor
late a un solo compás
pero dividido en partes.
Bajo mi mirada al piso
con el corazón sumiso
al tiempo que no es mi tiempo,
entre mis manos y un abril
quiera Dios vaya a partir
a donde siempre me llevó
la caricia del viento.
Cuándo, cuándo será
mi tiempo de volar?
recorriendo los paisajes
de un poema de amor,
cuándo será
que despliegue el corazón
a los brazos que el destino
en tus mares me tejió.