Sentimiento pérfido que al alma envilece,
devoción perversa que al corazón estruje,
amor pigmeo con el tiempo no se desvanece,
adicción latente que para vivir es el empuje,
amor imperante que al ser desobedece.
Caudal de furia que es la fuente de sustento,
mezquindad de alegría gobierna en el alma mía,
audiencia fúnebre se oye en el rincón del tormento,
rincón del tormento que se sitúa en la mente mía,
creado por mi amor pisoteado como el pavimento.
Mar de ilusiones más inmenso que el gran cielo,
cáliz de sangre que derrama llanto y suplicio,
amor gélido más frívolo que tempano de hielo,
dolor descomunal por culpa de mi amor necio,
amor insensible que corta mis alas en vuelo.
Idilio fúnebre que siempre acontece,
pasión enfática que de a poco se pierde,
amor moribundo, pero que nunca fallece,
desdén evidente, no vence al alma rebelde,
gravamen colosal que el corazón padece.
Manantial de aflicción al ser amodorra,
delirio flagrante a la cordura asfixia,
mente y corazón, no viven sin camorra,
amor feligrés que lucha, pero sin astucia,
resentimiento que el tiempo nunca borra.
Amor porfiado, obstinado como mujer celosa,
querer ficticio propuesta en discusión bizantina,
autosugestión perniciosa de magnitud portentosa,
sentimiento putrefacto que hiere y contamina,
amor que solo hiere, amor que a tu ser endiosa.
Amor estéril que solamente produce angustia,
angustia que me vence y se adueña de mi vida,
amor estéril que produce dolor como industria,
amor que no muere, porque nunca tuvo vida,
amor yo siento, amor que tu corazón no aprecia.
Puedo mirar el gran azul del cielo, él es muy bello,
puedo mirar el gran azul del mar, él está agobiado,
a lo lejos el azul del mar se une con el azul del cielo,
pero el mar nunca puede alcanzar al cielo amado,
tú eres mi gran cielo y yo soy el mar en duelo.