Del beso dormido
emigran las aves…
y en ala de sus plumajes
llevarán irisados tatuajes
a pincelar otros oleajes…
y en su pálido pico,
el inminente despido
a ruinas del castillo
que dio trono al amor furtivo.
Por los espejos…
todo vino añejo
que se guarda en sudario
de cartas y retratos
goteando de la nada
sin alma y sin festejo.
Yacerán los sueños
en ataúd de lo irreparable
y los días nocturnales
no dejarán que las agujas avancen
porque de la pasión sepulta
quedó su paso inmudable.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia.