Te encontré una tarde
Vanidosa vanidad,
Escondida en la embriaguez de tu desdicha
Copiando, recopilando entre tanta ideas
Los vapores sublimes de la angustia
El olor de una flor que el sol suda cuando la seca
La esbeltez de amor que es siempre esbelto
Y en tu boca repleta de cemento, entumecido
Tus letras de viajera en pretérito perfecto
Te encontré en la angustia de sentirte en vanagloria
Ajena por supuesto, de otra piel, de otro francés
De otro inglés, de mil canciones e ilusiones
Robándote la sencillez de un poema de mujer
la sublime sencillez sin divulgarla
Y siendo así dulzona como el agua
No tiene la intención de verse en voces
Como espejos repetidos de miradas
Una y otra vez buscando el roce
Y la adulancia pretensiosa de la nada
Así es la vanidad, vulgar y fría
Arrogante, con dotes de aire fuerte
Pero siempre embriagada en aguardiente
Aquí te vuelvo a ver
Vanidad, vanidosa, mañanera
Adulante y tramposa, fría y vieja