Mi abuelita me dio un consejo
con una tierna sonrisa
por eso no tengo miedo
cuando ella me acaricia.
Mi abuelita me dio un abrazo
cuando llegué de la escuela
y a veces al verme descalzo
me reprende a las buenas.
Mi abuelita es diferente
a todos los de la casa
es capullo floreciente
que entre nosotros se enlaza.
Mi abuelita es una anciana
que ha sabido bien luchar
y nunca le faltan ganas
para conmigo jugar.
Ella sabe que la quiero
y que le guardo respeto
porque mi amor verdadero
es el regalo de un nieto.
Alejandro J. Díaz Valero