Tácito mirarnos
después del amor,
después de querernos
en una explosión de dos,
sentires indescriptibles
capturados en la pasión,
destellos imperceptibles
grabados en el corazón.
Pasiones desenfrenadas
al borde de la locura,
poniendo como testigo
a nuestra cómplice luna.
Noche de anhelos,
de deseos materializados,
de solaz en el corazón
de dos cuerpos cansados.
Alientos acelerados
por el ritmo del amor,
miradas petrificadas
al instante de ser uno, no dos.
Fuegos que arden
desde el profundo de tus ojos,
yo que soy de cera,
me derrito presuroso.
Deshojar margaritas
ahora es pasado,
pues ya no me quedan dudas
y me quedo a tu lado.
Música en el tiempo,
el tiempo de tu silencio,
silencio de tu mirada,
mirada en la que despierto...