Virtus.D

Aquella niña (Dedicado a una amiga)

En el hogar de  la abuela

respiraba la sustancia

que en penumbras residía

impregnando las estancias

de vida, paz y energía.

 

Y recuerda los almendros

que cultivaba su tía,

la horchata que con esmero

con sus almendras se  hacía.

 

Y aquellos bollos de  aceite

que con cariño salían

de las  manos de  una  madre

entregada en su  porfía

por mantener el sosiego

y acariciar la armonía.

 

Sensaciones de la infancia

guardadas en su  memoria

cual si guardara un tesoro

del devenir de  la  noria.

 

 

Fue la vida que fluía

a través de  los aromas

que alimentaban sus días,

de los frutos madurados…

manzanas, uvas, sandías.

 

Aquella niña de ayer,

contempla los horizontes

ya convertida en  mujer,

y con sus  hilos dorados

está  hilvanando un ensueño

mientras sueña en renacer.