Jesús Lantigua

LA NOCHE Y ELLA

 

 

La noche era mágica,

 

desprovista de realidades sospechadas,

 

convulsionada, toda, por el toque fresco

 

de ignotos suspiros.

 

La noche y la mujer,

 

la mujer y la noche;

 

dueto de frenesí en torno a mis manos,

 

binomio de osadía por todo mi cuerpo.

 

La nocturnidad se transformó en fémina,

 

convertida en bruma y olores;

 

su cuerpo era fantasía,

 

danza luminiscente mezclada con la brisa galopante y

sonora,

 

capaz de arrancar la fertilidad de los tejados,

 

aglutinar acordes lejanos y voces inteligibles.

 

Hubo un roce de la piel

 

y la noche fue más oscura

 

en torno al heroísmo de un beso.

 

…la noche compartió mi sexo,

 

me acarició despacio y voló

 

a ese mundo extraño

 

donde parecen almacenarse los recuerdos.