El viento mece tu pelo,
el río moja la arena,
tu risa como un cristal
en mis oídos penetra
En silencio frente a frente
el ritual nos encadena.
Desde tu cuerpo difuso
tras la noche que se acerca,
voy salvando los espacios
hasta poseerte entera.
La túnica es el vestido
de doncella que se entrega.
Tímida y temblorosa,
Cual experiencia primera,
Quiero decirte despacio
que eres la novia más bella
que estas vestida de luces
y recubierta de estrellas.
Mis manos como inconscientes,
te van quitando las prendas,
Tu piel de luna plateada
al desnudo se refleja
en el espejo sagrado
del agua que lame y besa.
Que acuna y que acaricia
Y sin querer nos penetra
Es cómplice nuestro río
Testigo de nuestra entrega
en la magia de los tiempos
Que sin querer nos desvela.