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TÓCAME, suave y dulcemente la piel, DESNUDA

TÓCAME, suave y dulcemente la piel, DESNUDA:




Tócame, suave y dulcemente la piel, desnuda, sin decir una palabra, porque solo escucharte, podría hacerme llorar ahora frente a ti, esas lágrimas de tristezas que nunca quisiste ver, haciéndolas tuyas por las que jamás lloraste estando a mi lado, sabiendo tanto como Yo, que el fin de este amor estaba cerca, más cerca de lo que se podía, pensar...

Tócame, suave y dulcemente la piel, desnuda, estando a oscuras la habitación, no deseo que tus amados y hermosos ojos verdes vean el dolor de olvido reflejado por el alma en los míos, apiadándote de mi soledad aprendida tan solo por un día en la que has decidido recordarme, notando mi presencia como era antes sumido en tus brazos...

Tócame, suave y dulcemente la piel, desnuda, sin perjuicios infundados al tocarme ahora nerviosamente temblorosa, porque mi cuerpo no sentirá más que hasta donde justo lo tocaste cuando me esperabas a la cama despierta abriéndome tus queridos brazos para amarme, pero de ello hoy en mi mente solo prevalecen tenues vestigios, como razón quizás de alguna, existencia...

Tócame, suave y dulcemente la piel, desnuda, sin que por eso se exciten internamente esperanzados tus pensamientos cautivos del pasado, demostrados por el sudor de tu anhelado cuerpo a través de tu ropa por el posible sexo, porque este amor de los dos fue bonito por demás, decirlo, pero hoy después de tantos años, juntos, nos hace daño, mucho antes de poder empezar...

Tócame, suave y dulcemente la piel, desnuda, aunque no pueda evitar que sonrías, intentando pícaramente como lo hacías ayer realizar mis sueños sobre tu pecho, ya que para ti, Yo estuve muerto, pero por eso no debes temer nada, porque de un cariño muerto en su tiempo y espacio de amar, no le prevalece por siempre el odio ni el rencor...
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Sergio Yglesias García
Caracas, 10062012 07:45 PM.