Diaz Valero Alejandro José

Los libros que no iban a la escuela 6/10

CAPÍTULO 6. Otro nuevo intento


Arquímedes aquella noche se durmió pensando más en la palabra “profundo” que en el propio libro de bachillerato. ¿Cómo era posible que el no conociera aquella palabra, aún estando en cuarto grado de primaria ? Y Lino, que era un adolescente desertor de la escuela, podía hablar utilizando esa palabra porque conocía muy bien su significado.

 

Al día siguiente le fue preguntando a varios de sus amigos en la escuela y también a los amigos de la vecindad, pero ninguno daba con el significado de la palabra “profundo”  de acuerdo a la conversación sostenida con Lino referente al libro de bachillerato.

 

Así que esa misma tarde, Arquímedes con ánimos de resolver el asunto, buscó a Lino, para que fuera él mismo quién le explicara el significado de aquella palabra que él no había podido entender todavía; quería hacer un nuevo intento para no seguir pensando en esa palabra.

 

-          “Profundo” es algo que los niños no pueden entender, le dijo Lino. Y hasta le dio un ejemplo: Si a un señor que vende periódicos le  hablan de medicina, éste no entendería, pues sería muy profundo para él, en cambió un médico sí lo entendería porque estudió para eso. Y prosiguió,  Tú no entiendes el libro de bachillerato sencillamente porque tú estudias educación básica. Cuando estés en bachillerato seguramente lo entenderás. ¿Entiendes? Y Arquímedes sonrió, al fin pudo entender aquella palabra.

 

-Y tú, entiendes el libro? Le preguntó Arquímedes a Lino

-No!, recuerda que yo tampoco estudio bachillerato

 Ósea que es profundo para los dos?

¡¡¡Correcto!!! Contestó Lino, con cierto desgano

 

Luego se despidieron sin darse las manos, sólo mirándose a los ojos. Lino iba sonreído, se sentía importante de haber satisfecho la inquietud de un niño curioso. Y Arquímedes, también sonreía, pues tenía la esperanza de poder algún día entender el libro cuando estuviera en la escuela de secundaria.

 

- Será uno de mis libros favoritos, pensó, pero tampoco me lo llevaré a clases, lo dejaré guardado en mi caja de cartón.

 

Un libro de bachillerato

no podía ser entendido

pero después resultó grato

el haberlo comprendido.


Continuará...