Sin la cáscara del miedo
una fruta se desnuda;
son mis manos esa ayuda
en su piel de selva suave.
Mis caricias son la clave
del secreto que estremece;
tiemblas antes que yo empiece
travesía con denuedo.
Con mis labios voy tocando
la dulzura que me entregas;
con mi lengua loca juegas
a tu jugo que se esconde.
Tengo boca que responde
al llamado del deseo
y en tu beso saboreo
algo suave y medio blando.
En tu cuerpo ya maduro
voy mordiendo cada espacio;
te devoro muy despacio
con mis besos hasta el fondo.
Néctar íntimo y redondo
de la fruta enamorada
que consume en su morada
un amante de lo puro.
Solo queda la semilla
y también es algo bueno;
mi placer no tiene freno
de comerte por completa.
Es el hambre del poeta
que se sacia con la fruta
de mujer que se disfruta
desde el beso en la mejilla.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.
Del libro Raíces de la Marea.