XXV
Las rocas en el rio se contraen.
Mis gritos se contraen,
mis ecos se contraen.
No hay secretos
solo relojes en un baúl
de efemérides sin recuerdos.
Tu disfrazada, yo disimulando;
la montañas erguidas
mañana partículas de sílice.
El mar y su oleaje
suspenderá la cuesta
nivelara nuestro amor.
XXVI
Heme aquí con demasiada paciencia.
Han pasado muchas horas
poseo una conciencia relativa.
Se han inventado los relojes
para torturar lo inventado.
Vean aquí donde nacen
estas palabras secas.
Hubo soles y derretimientos.
Hoy solemne
soy un grotesco gesto,
millones de relojes sin cuerdas.
XXVII
Dos nudos resisten
crujen al filtrarse.
Dos mundos rematan al remache.
No huyo, no me disfrazo.
Soy los dos polos.
Soy la herida del miedo.
Soy la herida del deseo.
Soy la herida del tiempo.
En mi jugaron
las fuerzas del movimiento.