Con un gran suspiro el escribió el nombre
de ella, empanando así el aire, el sonido de las gotas
en tu mecidas provocan en el tibios recuerdos.
El aroma de ella lo penetra, se impregna como resina
se desliza como aire seco en una montana, y la luna no dice
nada el hombre solo, solo habla y el llanto crece.
Ella camina por la casa, su cuerpo de aire es,
sus labios son rojos como la sangre misma, sus ojos,
la soledad lo invade.
El llanto lo recorre, lo abraza un poco
en la puerta alguien toca y el eco de la soledad
retumba, solo hay polvo y un vació.
El rió, se escucha allá afuera y una sombra
oscura llena de muerte camina, usando como
lampara a la luna, solo se ve recargado, solo
silencio existe.
Ya no mas llanto, ya no mas soledad
solo el silencio existe.