CAPÍTULO 7. Apoyo familiar
Arquímedes cada nuevo año escolar tenía más entusiasmo para seguir estudiando, a pesar de que sus hermanos no fueran estudiantes aventajados y que su madre era analfabeta. A pesar de todo ello, siempre recibía el apoyo, de ella y de sus dos hermanos mayores.
Cuando llegue del trabajo ya debes tener listas tus tareas, le decía su mamá, aún sin saber leer. Al llegar hacía un ademán de revisarlas y hasta fruncía el ceño para hacer creer al niño que algo no estaba bien. Arquímedes a su corta edad no tenía ni la más mínima idea de lo que era una persona analfabeta, y mucho menos que su madre tenía esa condición. Por eso para que su mamá lo dejara salir a jugar con sus amigos, hacia sus tareas escolares y se las mostraba tan pronto regresaba del trabajo, generalmente a eso de las cuatro de la tarde.
Sus hermanos por su parte también hacían lo suyo. – Si no haces la tarea cuando llegue mamá se lo digo, lo sentenciaban, aún cuando ellos no habían hecho las suyas; cosa que Arquímedes tampoco sabía.
De manera que con esos reiterados apoyos y controles en la casa, Arquímedes hacía sus tareas escolares, no porque lo controlaran, sino porque esa era una de sus mejores diversiones de cada tarde.
Sus hermanos mayores sabían que Arquímedes era buen estudiante, aún así le supervivan la hechura de sus tareas escolares, también sabían que él no llevaba sus libros a la escuela, sin embargo no hacía ningún esfuerzo para que eso cambiara, en el fondo se sentían felices de que así ocurriera, por tal razón apoyaban esa actitud de su hermano menor y nunca mencionaban nada que tuviera que ver con eso, para no comprometerlo, porque de alguna manera, se estarían comprometiendo ellos también, y eso no era bueno para ninguno de ellos.
Un apoyo muy extraño
tenía en el inicio de sus letra,
ese que tenía de sus hermanos
y también de su madre analfabeta.
Continuará...