Me miraste, te miré
nuestras miradas timidamente se cruzaron.
En ese mismísimo instante
cautivo quedé de la ondulante ternura,
emanada de tus ojos.
Al mirarlos, pintado de caricias
los mios quedaron.
Viéndote frente a mí
cincelado en mi mente apareció,
el esbozo de tu cuerpo bañado en aguas de rosas,
encarnación divina de mis imaginaciones.
inundando de luz, mis negras noches
cual cocuyo marinero.
Aprisionado he quedado
en el laberinto de tu hermosura.
presagiando el inicio de un gran amor
llamando a mi puerta.
bambam