(Autobiografía en los pies de...)
Me encuentro sentada frente al espejo...
Recordando... Recordando...
Haciendo memoria y escribiendo un cuento...
Recordando... Recordando...
En el año mil novecientos noventa y seis nací,
siendo el primer retoño, del amor de mis padres,
que tres años después esperarían un segundo,
para tenerlo entre sus brazos, colmándolo de amores...
Los primeros años de infancia llenos de alegrías viví,
sin temores, sin nostalgias, siempre sonreí...
Efímera tarde de infernal veneno... Arrancaste las virtudes de mi Ser...
Rompiendo de mi bien el sueño, que de niña no debió ser...
...Viviendo aparentemente firme a una felicidad falsa, cual mi realidad,
aprendí que la vida es dulce y hermosa solo en los cuentos,
donde la magia y las deidades juegan siempre, alegres sin maldad...
Me encuentro aquí sentada frente al espejo...
Recordando de niña, mi falsa felicidad...
Convirtiéndose en mi rostro, falto de honestidad...
Adolescencia... Caminada alegre siempre sin voltear,
al pasado hiriente, que me carcome entera al pasar.
Alegrías fugaces, sueños de locura, bellos por la edad,
se han convertido en una dulce y fugaz realidad.
He conocido amores inocentes e inexpertos,
de caricias toscas que duelen al amar,
algunos despreciables y crueles lobos,
hambrientos de las dulzuras del gozar.
Idolatraste mi Ser, Acariciaste mis sueños,
utilizaste tus versos, para hacerme caer,
promesas tiradas al viento, caricias tan solo de cuento,
falsos cual bellas deidades al amanecer.
Y aún no es todo tristeza, pues mi vida se lo que va a ser,
conociendo perfecto el rumbo, hacia donde quiero correr.
Carlos R. Barrera