Un caballo negro, rompiendo con sus cascos el silencio de la noche, volaba sin jinete por montes y valles.
Se vía su silueta con la luz de la luna, ¿para donde iría? Quizá llevar arrepentimiento o castigo, a alguien que lo merecía. Para mi no era, seguro que lo que tenga que venir vendrá en un caballo blanco a la luz del día
Reflexionando he quedado hasta no oír el ruido del.
Me quedó ganas de ser el, de poder dar arrepentimiento duro y doloroso, a quien lo merece. Ni solo es pecado los capitales, hay otros, que no se ven, que hieren casi de muerte, pero nunca hay castigo, pues la mentira todo tapa.
Pienso en sonrisas falsas, en opiniones, a mi favor, cuando cara a cara hablamos y que se transforman al volcarnos las espaldas, en acusaciones, en desprecio y maldad. Que no piensen que no vendrá el caballo negro, a pedir cuentas, vendrá, si, con su poder y su rectitud.
Acordarán sudando por la noche, en medio de remordimientos, sentirán asco de ellos propios, nunca serán más que oscuridad, aun que, el sol brille. No pueden, su consciencia, será tan poderosa, que mismo andando de rodillas hasta sangraren, no limpiaran el rastro de dolor que dejaran al pasar por la vida de quien nada hizo contra ellos y fueran enterrados en vidas en cárceles de dolor, por su falta de honor y respecto.
Corazón al viento, sin alijos, de odio, de envidia, de mala voluntad, o mentiras, subiré al caballo blanco, el ruido de sus cascos será música, subiendo al cielo azul acordando las blancas nubes llenas de bendiciones, para aplacar la dolencia de tanto callar y en el silencio, decir, “perdona Dios, ellos no saben lo que hicieran y están haciendo.”
El deseo no es realidad, tampoco es lo que parece, en el fondo, somos plumas empujadas sin norte, por vientos ajenos a nuestra voluntad de paz y solo ser sincera y amiga, sin querer, ser madrasta ni buitre de la vida de nadie.
El caballo negro rompe la noche, ¿para donde va? Seguro junto de alguien que fantaseando se creé que es intocable.
Oporto, 10 de Junio de 2012
Carminha Nieves