josemiguel

De un padre a un hijo

Hoy vi la luna salir y me senté en mi sillón,
Clavé mi vista hasta al cielo buscando a ver al Señor;
Para pedirle por ti, que nunca te deje solo,
Y que te tienda su mano, hijo de mi corazón.

Mis ojos se humedecieron porque lloré de alegría,
Al recordar aquel día que tu madre te parió;
Siendo aún muy joven yo junto a ella sonreía,
Al ver como te mimaba y ella feliz se sentía.

Yo te cargaba en mis brazos y te llevaba a la cuna,
Y tú casi dormidito, con dulzura me mirabas;
Como queriendo decir sin pronunciar palabras,
Gracias por ser mis padres, gracias le doy, muchas gracias.

Hoy ya no puedo contigo porque ya te hiciste hombre,
Pero aquel niño pequeño, creció con mucha decencia;
Y aunque te toque sufrir algún momento en tu vida,
No olvides que así creciste, déjalo como herencia.

Si por tus ojos brotaran lágrimas de sentimiento,
No lloras por ser cobarde, quien llora es tu corazón;
Pero antes de manchar tu decencia y tu vergüenza,
Levanta la vista al cielo y pídela Dios, presencia.

Nunca olvides que te amamos, puedes contar con nosotros,
Ve con tu frente en alto por los caminos que vayas;
No permitas que se empañe el cristal de tu existencia,
Que Dios te bendecirá y aquí mis brazos te esperan.


 

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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita