La noche empezaba, el sol se retiro sin despedida
y muchos otros pequeños soles,
izados en la punta de los mástiles empezaron a brillar,
el puente transcurrido aunque olvidado esperaba;
esperaba al ladron sin talento, armado de inocencia
para que fuese asesinado por su victima;
esperaba a que una prostituta arrojara ebria sus lagrimas
y durmiese en su pavimento esteril;
espraba al drogadicto para resguardarlo en su costado;
esperaba a su vagamundo hogareño...