Y las penas se fueron fijando
En los cristales del viento
En el tiempo que pasa denso
Tras las doseles del mirador.
Surgen entonces las mariposas
De los anaqueles de mi inocencia
Y en secreto te sigo amando
Sin darle tregua a la conciencia.
Cada mañana, de tu ara cambio
Presuroso, las rosas de tu jarrón
En comunión contigo, a solas, te beso
Después al altar devuelvo, tu retrato.
Cuántos años ha que te fuiste…
Pero en mí vives, como la llama de Dios
Bañando mis horas mañana y tarde
Bendita luz, de sol y de luna.
Hay para quienes, el amor es de azulejos
Yo nací, cielo, para quererte
Amarte de cerca y extrañarte de lejos
Para vivir por ti, mas allá de la muerte.
Delalma
Jueves, 10 de mayo de 2012