Oscar Perez

Ciudadano

Ciudadano

 

Amado en la neblina, el hombre empieza

su lento recorrido a raudos pasos,

su lóbrega misión entre sargazos

de historia, de ficción y de grandeza.

 

Y elige para andar en su cabeza

una corona exacta a la de eriazos,

y espinas y blasfemias y lanzazos

que un dios logró llevar, no sin tristeza.

 

A nadie le desea la bajeza

de verse del dolor en sus abrazos,

de verse en el licor de la tristeza.

 

Comienza a caminar, tiende sus lazos

y empieza en la ciudad otra belleza:

un hombre ya la carga entre sus brazos.

 

06 06 12