En un lugar lejano una pareja de novios se encontraba muy feliz en la orilla de un gran lago, se besaban, se abrazaban, reían, jugaban y todo era perfecto en ese momento para Daniel Alvandro y Aleja Palac.
Esther la madre de Daniel no le agradaba la novia de su hijo, la odiaba con toda su fuerza, cuando hablaban las dos ella actuaba de manera hipócrita haciéndole creer que era buena suegra, pero era todo lo contrario; la señora Esther visitaba constantemente a un brujo al cual ella le entregaba prendas y cabellos de Aleja, para que este la maldijera y la alejara de su hijo para siempre.
Un día soleado y tranquilo, Esther se entero de la noticia que casi paralizaría su corazón, su hijo adorado se casa con Aleja, ella al escuchar que Daniel le decía la noticia en compañía de Aleja en un restaurante elegante, agarró rápido la botella se sirvió mas champagne, de una sola bebida se tomo toda la copa, al terminar miró a Daniel, después a ella y mostró una sonrisa diciendo: los felicito, estoy muy contenta por ustedes.
Corriendo rápidamente cruzó el bosque, entre nieblas y aullidos encontró la vivienda del brujo donde llegó y golpeó fuertemente la puerta, al abrir, la señora Esther con voz agitada dijo: necesito deshacerme de ella, aquí te traigo el vestido de novia que le voy a regalar a esa ingenua tonta.
La pareja muy contenta paseaba los andenes del centro del pueblo, organizando hasta el más mínimo detalle de la boda, caminaron hasta llegar a un puente donde debajo de él, se encuentra un río que refleja el brillante sol que ilumina sus almas, ambos con cañas para pescar atraparon dos grandes peces, la armonía de su amor gira en sus alrededores, observaron juntos cuando se oculta el sol, apareciendo puntos brillantes en el cielo, bajo la luna se besaron y Aleja lo abrazó llorando diciéndole: te amo, gracias por llegar a mi vida.
Al día siguiente Daniel Alvandro visitó la tumba de su padre en el cementerio, le cambió el agua del florero y lo adornó con nuevas flores. Daniel mirando la lápida con una lágrima bajando por su rostro le habla lo siguiente: Padre, que falta me haces, quisiera que estuvieses al lado mío en estos momentos felices de mi vida, me voy a casar y no estarás en mi boda físicamente, pero estarás presente en mi corazón, en mi mente y alma, nunca olvidare tus consejos, que descanses viejo, gracias por traerme al mundo a ser feliz.
Al caer la noche, la luna es tapada por las nubes, Esther camina la oscura noche por medio del bosque, solo se escucha sus pasos entre las hojas secas de los grandes árboles. Llega a ese lugar de madera vieja descuidada donde vivía el brujo, empuña la mano y alza el brazo para tocar la puerta negra, cuando de repente abren la puerta saliendo el brujo cubierto de una tela gruesa de color gris, entregándole el vestido de novia, Esther lo toma y lo guarda en una gran bolsa plástica, el brujo le dice: todo está preparado, no está de más advertirte que toda acción tiene sus consecuencias, recuerda lo que paso con tu difunto esposo, querías su herencia y su dinero, con el conjuro de aguijón de escorpión este se desmayó ahogándose en la bañera, al fin de todo conseguiste tu objetivo tienes su herencia y su dinero, ahora alejaras esa mujer de la vida de tu hijo. Cuando ella este vestida de novia caminando por la iglesia pronuncia lo que está escrito en este papel, esto es el conjuro del sufrimiento, cumplirá tu deseo, ya puedes irte. Esther se saca unos cuantos billetes entregándoselos al brujo, ella da la espalda y se dirige con rapidez a la casa de Aleja Palac.
Los ladridos de los perros avisaban que alguien está llegando a la casa de los Palac, Aleja abre la puerta y ve a la señora Esther, la hizo seguir de manera muy cordial ofreciéndole algo de tomar, la señora Esther después de abrazarla sonríe diciéndole: te tengo un regalo precioso. Saca el vestido de novia y Aleja se tapa la boca con las dos manos, está sorprendida de lo bello que es el vestido Aleja dice: es hermoso me lo mediré enseguida. La alegría enrolla a la novia esta se lo mide le queda perfecto y le agradece a la señora Esther por tal detalle.
Todo está preparado, el pastel de bodas, el coche de los casados, las rosas, los violinistas que darán la bienvenida, los invitados, el sacerdote, la fiesta, la luna de miel, los trajes y los novios. El lugar está lleno de personas, Daniel Alvandro está esperando a la novia, se nota lo alegre y a la vez lo nervioso en su cara, todos están felices menos Esther que está ubicada en la primera fila.
Se escuchan los pasos de los caballos acercándose a la entrada de la iglesia, se ve dos hermosos sementales blancos, un elegante coche de donde se baja Aleja Palac, todos se levantan para verla entrar a la iglesia, pisando los pétalos de las rosas que tiran los niños, ella camina al son de la música de matrimonio arrastrando esa gran cola del vestido, se acerca poco a poco al altar, mirando a su amado con sed de besarlo.
Esther saca el conjuro y empieza a leerlo en voz baja: conjuro del sufrimiento, espíritu despierto, ánimas del desierto, escucha mi voz de aliento, al caso a mi pensamiento.
Conjuro del sufrimiento, diabólico hambriento, fantasmas del mal adentro, apodérense del centro, del lugar donde me encuentro.
Espíritu del sufrimiento, Aleja Palac te caliento, demonio tu furia la siento, tu coraje y calentamiento, almas del infierno abierto, fuego Aleja Palac tu rostro lo quiero muerto.
Aleja Palac llega al altar, de repente una vela encendida se cae inexplicablemente de un candelabro ubicado en el piano, rodando hasta llegar a la cola del vestido de la novia, el fuego de la vela prende rápidamente la cola, como si el vestido estuviese mojado de gasolina, se enciende una gran llamarada, la iglesia se llena de gritos de sufrimiento y dolor, tanto de los asistentes como de la dolorida novia, Aleja corriendo de un lado para otro, los familiares, amigos y Daniel tratan de apagar el fuego, pero este arde como el infierno mismo, no se escucha a la novia gritar, esta cae en el altar con el velo en llamas y después se apaga el pequeño incendio. Un medico asistente le revisa sus signos vitales y dice que ella falleció, Daniel no lo puede creer, llora sin parar abrazando el cuerpo quemado de Aleja diciendo: no puede ser ella tenía 3 meses de embarazo.
Esa noche al dormir Esther sintió su almohada algo mojada y pegajosa, miro su almohada y esta era un feto, esta asustada se da cuenta que la cobija es un velo de novia idéntico al del vestido de Aleja, de repente unas manos carbonizadas levantan el velo con el que Esther se cobijaba, atónita mira fijamente el rostro de la novia totalmente quemado, Esther abre los ojos, dilata la pupila y en un fuerte suspiro abre la boca donde la novia le da un beso y Esther muere de un paro cardiaco.
El conjuro fue mal dicho porque este no nombro el hijo de la novia, esa alma perdida aparece a las personas cuando van a dormir, pero solo a las que leen, escuchan o dicen el conjuro del sufrimiento.