“Pa-pá”, dos silabas, dos letras
Conservando como tú, su autonomía
Así empecé a balbucear tu nombre
Seguro de estar con tu eterna compañía.
Abrázame otra vez ¡Padre Mío!
Que me llenas el alma de confianza
Siempre quiero ser para ti tan sólo un niño
Y recibir constantemente tu enseñanza.
Ya no suena en mis labios el balbuceo
Hoy suenan en mi boca las palabras,
Escúchame papá las oraciones
Que imploro para ti con la fuerza de mi alma
Para ti celebro eternamente
Sin escoger en el almanaque ningún día
En ellos me acompañan tus recuerdos
Espero celebremos de alegría.