Mi sueño es una nube suspendida
que a veces, como hoy, llora su pena.
Desde un cielo de nieblas apretadas
deja caer una monótona canción de otoño.
Para entrar en mi sueño solamente es preciso
cerrar los ojos y dejarse llevar a un mundo aparte.
Entonces te propongo, soñemos junto al fuego,
con los acordes viejos de un piano y su nostalgia.
Y hasta quizás me permitas bailar contigo, la música de ensueño
que suena en tus oídos y se desliza en tu cuerpo,
trazando suaves cursos de piel y de tibieza.
Y te digo una cosa, no intentaré besarte ni te hablaré de amor,
solamente bailemos mientras me cuentas todo, todo lo que has hecho,
y yo te cuento lo mío uniendo soledades, sin hablar para nada…
de cuánto nos amamos.
Pero eso es otra cuestión, más seria y más profunda.
Tan lejana como melancólica y sufriente, si al fin y cabo
vos no estás conmigo y yo estoy escribiendo en mi soledad de niebla.
Simplemente es el sueño de mi nube que viene y se queda en suspenso,
invadiendo mis ratos, mi poesía y mis cosas.
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Bah, no me hagas caso, tal vez en esta noche te haga otro poema.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.