“Ojalá algún día me perdones”… adiós…
Tu princesa.
¡Qué locura pensarme inmortal
Creyendo que yo, a todo vencería.
Que era el ángel predestinado
Para ser el dueño de tu corazón!...
Que vos así mismo recompensarías
A éste noble y sincero amor…
Que en tus púberes manos, resigné.
Porque sólo a ti mujer… yo te amé.
Y sé que a ciencia cierta lo sabes,
Y los sabrás por el resto de tu vida
Hasta donde tu memoria llegue
y mi recuerdo te acompañe.
“Ojalá algún día me perdones”… adiós…
Amor, conmigo no nació aquel don
Dios es quién perdona… o quién condena,
Yo te amo y te llevaré presente
Hasta los confines de mi historia.
¿La vida?... ya no es vida sin ti
Si mí alegría se fue contigo…
¿Qué haré sin tu candor, sin tu cariño…
Sin tus besos, tus mimos, ni tu amor?
¡Tu cuerpo vibró ardiente… desnudo
En éxtasis de pasión… junto al mío!...
¡El sabor de tu viña se quedó en mi boca
Piel dorada de sol, fragantes frutos!
Así fuiste mía en cuerpo y alma…
Embriagándonos de vino y placer
Volaron los sueños de mariposa
Alcanzando los vuelos del colibrí
Y fuimos Príncipe, Princesa y más.
Poetas, amantes y soñadores
En los versos de auris y delalma…
Y en una hierática laguna
Al son de cánticos angelicales
Creció el más bello de los amores.
Mas… ahora termina la sinfonía
Bien lo sé, te vas para no volver.
Si tu amor fue sacrificio,
Con doble sacrificio te pago…
Te entrego el triste despojo
De mi alma fragmentada,
Y escribo con mi corazón sangrando
Para ti amor mío, mi última poesía.
Delalma
13 de junio de 2012 a las 23:16