Hugo Emilio Ocanto

Una carta a mi hijo

Querido hijo:

Hace tres días

he recibido tu carta.

Recién hoy dispongo

de tiempo

para responderte.

Sabés que con

el tiempo que

debo disponer

entre mi trabajo

y tu madre,

me absorben

la mayor parte

del día.

¿Cómo están ustedes?

Me comentaste

en la tuya

que Andresito

estaba engripado.

Espero esté mejor.

Lástima que

tengamos la

imposibilidad

de comunicarnos

telefónicamente.

Espero lo solucionen

pronto. Pero sós

un testarudo

al no querer

tener celular.

Paso a responderte

el tema de tu

madre. Ella

anímicamente

está bien.

Pero su carácter,

y el mío,

como vós

nos conocés,

son bastante

incompatibles.

Ella se defiende

como puede,

y yo trato

de hacer todo

lo que puedo.

Eloisa me da

una mano,

pero, dentro de

sus posibilidades

de tiempo.

Ratifícote

lo que habíamos

comentado.

Después de su

mejoría,

haremos

lo que hace

largo tiempo

hemos resuelto.

Sí, hijo, vamos

a separarnos.

Solo un milagro

hará que no

lo hagamos.

Esto se está poniendo

insoportable.

No por su salud.

Sí porque en muchos

puntos no estamos

de acuerdo.

Y vós los

conocés.

Ayer casi se cae

del sillón.

Está muy alterada

y constantemente

va y viene

por toda la casa

con ese sillón

rodante.

Trato de ser

lo más paciente

posible. Sabés

que siempre

lo he sido.

Pero esta

convivencia

con tu madre

se me está

siendo

insoportable.

Conocés los motivos.

Me cela permanentemente,

y sabés que son

infundados.

Aunque por lo que

me dijiste en tu

última es como

si dudaras

de mi realidad.

No le soy infiel.

Son suposiciones

de ella.

Y no logro hacerle

cambiar de opinión.

No tiene pruebas

de lo que ella cree,

y vós tampoco.

Solo puedo decirte

que estoy más

que harto

de esta situación.

Cuando puedas

llegarte

hasta aquí,

lo conversaremos.

Tal vez podamos

hallarle una  

solución a este

conflicto familiar.

Me siento

como perdido,

y a veces pasa

que tengo

pérdida de memoria.

Aún soy joven,

pero a veces

mi espíritu

me lleva a

sentirme como

un viejo de

cien años.

Y pensar que

tengo la mitad.

Nuestro mutuo

razonamiento

y sentimientos

entre tu madre

y yo, nos llevará

a nuestra determinación

definitiva.

¿ Nos quedaremos

juntos o nos

distanciaremos

para siempre?

Soy consciente

de que depende

de nosotros.

Pero nuestros

caracteres

y mi hartazgo

tienen un límite.

No te estoy

dando un buen

ejemplo, lo sé.

Pero hay momentos

en que tengo

ganas de salir

corriendo de esta

casa que en un

tiempo estuvo

repleta de amor.

Espero que Andresito

se componga pronto.

Un beso para

mi apreciada

nuera, un beso

para mi nietito

y un gran abrazo

para vós.

Tengamos fe

de que

hallaremos una

solución favorable

a nuestro matrimonio.

No todo está

perdido.

Los quiero mucho.

Tu padre.

Todos los derechos reservados al autor ( Hugo Emilio Ocanto)-14/06/2012)