marco augusto
Mis viejas aƱoranzas
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Voy marchando por la vida,
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fatigado y cargando,
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con un pesado silencio
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que no puedo sobrellevar,
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como si yo fuera un viejo carguero
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que navega con el furioso traqueteo
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de sus aceitosos motores
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y que va surcando
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por entre inhóspitas aguas,
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con una sobrecarga,
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que ya sus saturadas bodegas
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no pueden soportar.
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Encima de la luna,
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entre los titilantes luceros
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o entre las distancias de los soles
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siempre yerra en silencio mi alma,
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tratando de alcanzar
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el suave néctar de sus labios,
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para calmar mis viejas añoranzas,
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mientras continua mi viejo navío
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perdido entre las grises aguas de mi
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longevo mar
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y eternamente deprimido,
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junto a mi prolongada soledad,