Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte, olvidar sus ojos, su risa, todo porque vuestros caminos han dejado de abrazarse, olvidar su pasado y pagarlo con su presente.
P. Neruda
Se me ha hecho prohibido olvidar aquel lugar transitado en aquellas tardes donde niñeadamente nos encontramos,
Se me ha hecho prohibido olvidar aquel beso sostenido en pocos segundos, donde las ganas excelsas del encuentro deseado desbordaban a placer y borraban los vestigios de frio, dejados por los tiempos en los que perdimos la dulzura de un beso y donde despojábamos nuestras intenciones de las palabras colgadas en los labios de quienes tuvieron nuestro amor.
Se me ha hecho prohibido olvidar tu nombre y aquella aroma a encuentro perdido en el espacio de las esperanzas rotas por los fútiles planes del destino y las obstinadas percepciones de quienes dictan las páginas del libro de nuestras vidas.
Se me ha hecho prohibida la promesa, sublime en su contenido, imposible en su acción y esperanzadora como la llegada de una nueva mañana, promesa que dictaban tus labios y los míos, promesa divina e irreverente pero con filo que apuñala y cercena la esperanza de la vida correcta.
Se me ha hecho prohibida la libertad que ofrecen tus días a cambio de la rectitud que figuran en los míos, porque hacer el bien cobra precio con cadenas, que separan y mortifican los días de las almas que desesperadas suplican el encuentro.
Se me prohíbe LA PAZ, paz de tus ojos, paz de tus besos, paz de tu vida perseguida por la mía.