La luna se asoma al río
acariciando sus aguas
teniéndose las enaguas
camina con señorío.
El cielo luce sombrío
con la nocturnal ausencia,
en silente penitencia
sigue su paso afligido.
Temiendo que su descuido
desvanezca su presencia.
Clama el cielo por conciencia
solicitando el viraje
que a tan intrépido viaje
no le encuentra conveniencia.
La difícil experiencia
en temor se ha convertido,
sufre el cielo compungido
por la irreflexiva luna,
cuando sin razón alguna
dejó el manto oscurecido…
El río se ha consumido
en platinado paisaje
luminoso maquillaje
da a su cauce colorido.
El firmamento dolido
titilando en lucecitas,
ha encendido sus velitas
entre suspiros de estrellas,
que en las nubes dejan huellas
Al verter sus lagrimitas.
Refulgen las estrellitas
con primorosa hermosura
destilando de amargura
soledades infinitas.
En brillantes vocecitas
sus temores los dilatan,
con angustia se delatan
los fragores del momento.
Descubriendo el firmamento
los penares que le matan.
Crueles tormentas atacan
pesares del sentimiento
cuando sin consentimiento
sus esplendores se opacan.
Mil pensamientos machacan
su oscurecida verdad:
La luna en su libertad
fue a refugiarse en el río,
dejando el cielo vacío,
sin su hermosa claridad.