nelida anderson parini

Nocturno y acaecido...

La luna se asoma al río

acariciando sus aguas

teniéndose las enaguas

camina con señorío.

El cielo luce sombrío

con la nocturnal ausencia,

en silente penitencia

sigue su paso afligido.

Temiendo que su descuido

desvanezca su presencia.

 

Clama el cielo por conciencia

solicitando el viraje

que a tan intrépido viaje

no le encuentra conveniencia.

La difícil experiencia

en temor se ha convertido,

sufre el cielo compungido

por la irreflexiva luna,

cuando sin razón alguna

dejó el manto oscurecido…

 

El río se ha consumido

en platinado paisaje

luminoso maquillaje

da a su cauce colorido.

El firmamento dolido

titilando en lucecitas,

ha encendido sus velitas

entre suspiros de estrellas,

que en las nubes dejan huellas

Al verter sus lagrimitas.

 

Refulgen las estrellitas

con primorosa hermosura

destilando de amargura

soledades infinitas.

En brillantes vocecitas

sus temores los dilatan,

con angustia se delatan

los fragores del momento.

Descubriendo el firmamento

los penares que le matan.

 

Crueles tormentas atacan

pesares del sentimiento

cuando sin consentimiento

sus esplendores se opacan.

Mil pensamientos machacan

su oscurecida verdad:

La luna en su libertad

fue a refugiarse en el río,

dejando el cielo vacío,

sin su hermosa claridad.