POEMA DE LA SALVACIÓN
En medio del silencio,
entraste al mundo.
Hecho carne lloraste y amaste
a los hombres.
Sanaste al enfermo,
limpiaste al leproso,
cambiaste el llanto en gozo…
Fuiste tentado en el desierto,
querían robarte la gloria.
Fuiste humillado, torturado,
castigado por amar a todos
por igual.
Nada te importo más
que vernos feliz, y de tu
mano caminar y sonreír…
Siendo poderoso, dejaste
el trono, teniendo cinto de oro,
preferiste una tunica y sentir
el polvo.
Dando vida a todos,
moriste matando al pecado.
¡Que valiente,
eres el héroe del presente…!
Llevando una corona de espinas,
cargando una cruz, tu cuerpo
molido, ya casi sin sangre,
con el rostro sin figura tal vez.
Tu vida entregaste, para que
hoy pueda entrar al trono
del creador…
Aun después caminabas
en medio de los hombres,
ya no con la piel sucia,
sino con las manos perforados
de aquella cruz, que muchos
vieron la luz.
Así como hoy mi buen JESÚS.
Autor: José Monnin elpoeta
Limpio-Paraguay
14/Junio/2012