Entre musgos y madreselvas
por un camino tendido
se entrecruzaron inviernos,
otoños y primaveras.
en un verano dormido
despertaste mi niñez
a una pubertad atrevida
sin secretos de tu edén
Mis manos tibias aún
de los juegos infantiles
las volviste seductoras
como en años juveniles.
Y se convirtieron en aspas,
tu negro pelo solté
siendo el único abrigo
de la cabeza a los pies
Entre cintas de cabellos,
fuí descubriendo tu piel.
fuiste la instructora
en los secretos del amor
entre sonrisas y besos,
se disipó el candor.
Apareció la dulzura
convertida en fragor,
ese cuerpo de señora
se convirtió en extertor.
tu cuerpo subió y bajó
igual a la barca en el mar
con dos olas coronadas
donde se agitó mi amor
Ahora son solo recuerdos
de ese verano ausente,
talvéz bastante cansado
con tantos inviernos presentes.