Mis horas dormidas
reposando mi vida
sobre un mullido sillòn
la tele prendida
como un inùtil amigo
de mi soledad elegida
un libro a un costado
los lentes tirados
las paredes destilan
penetrante humedad
y mi mente viaja
por la inmensidad
historias de guerras
amores eternos
a veces el cielo
y otras el averno
pasan las horas
el descanso termina
los ojos se abren
y sigue la vida...