MIRIAM RINCON U.

No te diré adiós.

No te diré adiós


El cuervo negro está parado sobre la negra cruz, donde escribí tu nombre. Ésta agorera ave con su horrible chillido, colma mi alma de angustia existencial, pues aclara mi terca obstinación de no aceptar que ya estás muerto.

Difícil hora donde el viento pega, la brutal e irreversible bofetada de una realidad desechada ex profeso, para alejar el miedo de estar sola, para borrar de la cabeza que tu cuerpo ya no está en mi lecho, para no acostumbrarme a no darte los diarios besos que ponía en tu boca cuando salías al trabajo y cuando regresabas cansado a mis brazos, para ti, refugio y nido.

Al fin he comprendido que estarás en mi mente hasta que te acompañe para siempre, donde tristemente me has antecedido. No te diré adiós nunca amor mío, porque temprano o tarde me reuniré contigo. 




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MIRIAM RINCÓN URDANETA.