Reviente el horizonte sus colores,
pronto dibuje sueños, reparta sus canciones.
La oscuridad se encierre en su halo nocturno,
transfórmense también, del día, los olores,
al cruzar el umbral del trajín diurno.
Pero, no se olvidaran de nosotros,
así, de nuevo, luzcan sus rostros,
los seres que precisan de aquel cofre que guarda;
los tesoros noctámbulos; regalos taciturnos.
*** *** ***
El cielo despierta
e hilando sus oros,
se viste de luz.
Es blanca la espuma,
que limpia exquisita
y acuesta a cansados;
destellos del agua,
reflejos de plata,
la senda extendida,
que estuvo la luna
mimando al cuidar,
servida por noche
de aquietada mar.
Respiren sonidos,
conversen con vientos,
bien frescos despierten,
levántense ya.
Madruguen repletos,
de ideas y sueños,
de sal y de dulces,
de alas y piernas,
den voz a garganta,
sentido a las letras,
aclaren las mentes,
visiten la tierra,
queden; como paz.
Rehúya el bostezo,
no sea aburrida,
vital fluya, vida,
valgan otras huellas
que alegres danzaron,
sirva la pisada
que aprendió y anduvo
quepa siendo útil,
contiene enseñanza
para recordar.
No falte a la cita,
la flor del almendro,
un bosque repleto,
de higos sabrosos,
de aceite y olivos,
de manos tendidas,
de abrazos y ayuda.
que llevan la dicha;
la salud y el pan.
De hadas y duendes,
que magia nos presten,
aquí, en el presente,
para táctil fuera,
lo que era antes sueño
o ilusión sentida,
por la fe invisible,
la parte precisa
deseo conciso,
cual dona esperanza,
siendo astro lumínico,
resultando ser;
sol y manantial.
318-omu G.S (Bcn-2012)