AMISTADES PELIGROSAS
A los que me quieren...
Simplemente.
Entrañablemente.
Apasionadamente.
Medianamente.
Casi nada. Ni ver, o matar....
Porque me aman,
o me odian,
o desprecian...
Porque alguna vez amé,
me equivoqué,
o no actué.
Porque la Vida es así;
justa e injusta;
alegre y triste...
Y porque en la inexorable imbecilidad
de mi suprema inteligencia,
donde un dios me creo, en la creatividad
de mi excelsa existencia,
donde si yo no tengo razón,
los demás están errados
ya que en esa situación...
¡ ellos no me han interpretado!
Por suerte, en las especies hay biodiversidad
y en la raza humana, es así la Vida,
solo a ella le afecta la adversidad
y los egocéntricos son los otros, en su medida.
Por eso mismo, por esa sencilla razón,
razón que quiero entender y no entiendo,
es que intento, aseguro, de corazón,
querer a quienes no estoy queriendo
porque me molestan,
hacen mal
o desprecian.
En sí, es que pienso que mi humildad
hace agua por todos sus lados,
cuando observo que mi vanidad
¡ me lleva a estar equivocado...!
Y entender a aquellos, cuando nos saludemos,
que me aman
o, simplemente, simpatizan,
que nos prometamos, cada vez que nos vemos,
que tenemos
que encontrarnos,
reunirnos,
y abrazarnos,
apenas, en cuanto podamos,
sabiendo que, con suerte, tal vez, quizás, a lo mejor,
esa próxima vez no sea peor,
que en el funeral de alguno de nosotros,
ya que cada vez que nos vemos,
aunque pensemos que sean los otros,
que están con más años, y ya lo sabremos,
con más canas, arrugas y enfermos
¡ y con dolores, tan solo a vosotros!
Pues por esto es que brindo, sin mucha quietud,
por mis amigos... a ellos... ¡SALUD!
Eduardo Faucheux
20 de Julio de 1999