Hace muchos,
muchos años,
un amigo director
de orquesta típica
me invitó a ir
a una boite
en Capital Federal.
Este amigo actuaba
con su orquesta
en ella.
Nos divertimos
mucho. Buen espectáculo,
hermosa música
y bellas mujeres.
Fuí invitado
a recitar
un poema
de un grande
de la música
y la poesía:
Gerónimo Sureda.
El tema fué
" Después de la guerra".
Con humildad comento
que al final,
el público me
aplaudió de pie.
Un tema dramático,
como a mí me agrada
interpretar.
El llanto del personaje
hizo llorar
al público.
Esa noche también
estaba un grande
del tango:
Argentino Ledesma.
Cantó maravillosamente
unos tangos,
y fue homenajeado
con una estatuilla.
Por su trayectoria.
Después de recitar
el poema se acerca
a felicitarme
y me dijo, sinceramente,
que si hubiese
una segunda estatuilla,
esa tendría que
habérseme otorgado.
En un determinado
momento sale a bailar
una hermosa joven
rubia. Danzaba como
una Diosa.
Sensual. Insinuante.
Nos mirábamos mutuamente
en todo momento.
En realidad, yo lo
sentía como
una insinuación.
Así fué en realidad.
La invité a bailar
y ella muy gustosa
aceptó.
Recuerdo que bailamos
un rock and roll.
¡ Un rock and roll!
¡ Qué antiguo!
Pero así fué.
Allá por...
la década del sesenta.
Y... estaba de moda.
Aquella noche
fué mi primera
sexualmente.
Viví una apasionada
noche de amor
sexual con esa
divina mujer.
Las mil y una noches,
se llamaba la boite.
Muchos años después,
estando de visita
a unos parientes
en Capital, volví
a ver, de casualidad,
a esta bailarina
que sació mi sed
de deseos.
¡ Cómo se nos pasa
la vida!
¡ Cuánto habíamos cambiado!
Fué solo encontrarnos,
recordar y despedirnos
con un adiós.
Tiempo pasado.
Buenos Aires querido.
¡ Qué tiempos aquellos!
Hoy es una nostalgia
de éxito,
música, canto,
sexo...
Arte en la música
y letras de canciones
tangueras.
Mi Buenos Aires
querido.
¿ Cuándo volveré
a pisar tu tierra?
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto- 16/06-2012)