Era un tierno de almanaques gastados
con un rostro que adornaba ademanes
a esos males y esos bienes juntados
por zapatos sin taco que agotaron las giras.
Fué una luz encendida en lo alto,
y un filamento agotado de vida,
parecido a los faros del auto
que dejó abandonado y puteando en la esquina.
Lo recuerdo en la cumbre del tiempo
donde curvas declinan sin vueltas
donde rectas se vuelven torcidas
como huesos de espalda,
por audaces piruetas y cansadas rutinas.
Lo he admirado,como un hijo cualquiera,
angustiado del reloj, del destino
que ha sacado todo el jugo del vino
en la mesa tendida de la paz dominguera.
Lo he disfrutado con sus más y sus menos
sus arranques cascarrabias de viejo
con su disco que rayado ofrecía
un menú de variados y sabios consejos.
Fué ese padre que me hizo ser padre
de testigo, de altura,de soga...
¡Fuiste viejo, quien me dío la medida
del cemento y la arena
y del vino con soda!.
He venido, mi viejito, a traerte
en tu día, hoy, teñido de otoño
a los pibes,
a "Los locos bajitos"
¡tus nietos, papá!
¡los nuevos retoños!
Y también ha ofrecer mis mejillas
a tus manos de ficcion con historias
y ha ofrendarte este "gracias, Mi viejo,"
por guiarme en las pistas,por marcar mi memoria.