Cambié pañales
di teteros
atendí tos y fiebres
y otros ajetreos.
Contesté preguntas,
enseñé juegos;
leí cuentos,
maté miedos;
y esperé muchas veces
afuera del colegio.
Oí quejas y tomé lecturas
y hasta revisé con esmero
asignaciones escolares
cada vez que les pusieron.
Di apoyo incondicional,
di recomendaciones y consejos
di mucha confianza
con abrazos y besos…
Es sencillamente por eso
que padre me creo,
y aunque otros festejen a gritos,
yo en silencio festejo
recordando esas vivencias
que me llevaron a viejo,
por ser padre de unos hijos
para compartir con ellos
lo que me resta de vida
y lo que me falta de sueños…
Y si a veces fallé
lo reconozco y no niego
que siempre intenté ser padre
por eso cada día aprendo
porque ser padre me sirve
para ser después abuelo…
Sé que debo modernizarme
con amplitud de criterio
para crecer como padre
aprendiendo mientras enseño
y cuando me dicen “papá”
me siento padre de nuevo
pero no quiero ser como aquellos
que piensan que no honro a mis hijos
cuando en silencio celebro;
pues yo nunca festejé
porque mi padre fue ajeno
a lo que es paternidad
y sin embargo lo quiero
de una manera distinta
porque le guardo respeto
al verlo débil y viejo.
Intento justificarlo
y a veces hasta lo defiendo
porque esa vida sin él
fue mi alma nutriendo
y me permitió ser distinto
tal vez hasta sin quererlo;
por eso hoy día del padre
silencioso lo festejo
mostrando satisfacción
en estos versos que dejo
recorriendo algunos años
empujando los recuerdos.
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